miércoles, 14 de septiembre de 2011

Apologías de pasión

Escribiré tu nombre en cada sabana que duerma,
lo escribiré con el rojo mas fuerte,
con aquel que humedece la piel,
con un carmesí que encandile,
que provoque mareos al iluso,
que enamore a quien lo lea
que deje ronchas en los torsos.

Escribiré tu nombre con el calor de los dedos,
y rascare las nubes,
para que entre la nieve el rojo de tu nombre mas brille.


Será tanta la fiebre,
que me convertiré en una fabrica de sueños y pesadillas,
hervirán las ideas abstractas en mi cabeza,
fluirán como el vapor de las mañanas las ideas delirantes.

En las mañanas beberé los conchos de la noche anterior,
y me volveré a embriagar,
me volveré a olvidar de la llovizna,
me volveré a perder detrás de tu inocencia.


Buscare desesperadamente los rastros de la cordura,
aunque se que ya esta perdida.


Quemare el ultimo pucho mirando tu dormir,
y me drogare con las curvas de ese cuerpo,
y me congelare en las partes que los rayos de la mañana iluminan,
y me inventare lo que existe en las sombras.


Guardare en un lugar secreto estos recuerdos,
donde solo el vino sea la llave a tanta dicha,
donde solo el vino dicte lagrimas o risas,
amargando el gusto de recordar.


En las noches,
ya sean de lluvia o estrelladas,
serán perfectas para mi defensa,
las gotas y la luna abogaran por mi,
apelaran a mi deseo y al calor de mi sangre,
que junto con la tuya
hirvieron sobre el fogón de felpa,
y se fundieron para crear el perfume
que inunda esta soledad.


                                                                  Eleazar Navarro