Caìn y Abel

                                                    Charles Baudelaire (1821 - 1867)

              Como ya muchos sabemos Charles Baudelaire fue uno de los mas destacados poetas, llamados por muchos, “Malditos”, su obra  tuvo una variada repercusión en vida, tuvo opositores al por mayor, sobre todos a los que el llamaba “Estupida Burguesía”, sus espectrales visiones lo acompañaron en sus nocturnas caminas por los pasajes adoquinados de Paris. De una vida Bohemia y libertina trato de dar su interpretación de una sociedad decadente de aquella época. Compartió experiencias con muchos otros poetas al igual que con muchos otros artistas. Debido a la velocidad con la que vivía, la muerte lo visito a la edad de 46 años, muerte que lo abrigo con el manto de la sífilis, que al igual que muchos otros personajes del mundo del arte, sometió su vida a una larga y dolorosa agonía. Saquen sus propias conclusiones de por que tanto poeta, pintor, músico o artista padecieron de lo mismo en una ciudad tan bohemia.

             Podríamos escribir largas líneas sobre la apasionante vida de este poeta, pero vamos a lo que no divaga, su poesía.  Caín y Abel pertenece a su mas polémica y cuestionada recopilación de escritos “Las flores del Mal”. Muestra de la facilidad del hombre para confundir el bien y el mal, o más bien sacar sus propios juicios de lo correcto o incorrecto.

                                                                          Caín y Abel

Raza de Abel, duerme, bebe y come;
Dios te sonríe con complacencia.

Raza de Caín, en el fango
arrástrate y muere míseramente.

Raza de Abel, tu sacrificio
halaga la nariz del serafín.

Raza de Caín, tu suplicio
¿tendrá jamás un fin?

Raza de Abel, mira tus siembras
y tu ganado prosperar.

Raza de Caín, tus entrañas
aúllan el hambre como un viejo perro.

Raza de Abel, calienta tu vientre
en tu hogar patriarcal.

Raza de Caín, en tu antro
tiembla de frío, pobre chacal.

Raza de Abel, ¡ama y pulula!
tu oro hace también pequeños.

Raza de Caín, corazón que arde,
ponte en guardia contra esos grandes apetitos.

Raza de Abel, creces y ramoneas
como las chinches en la madera.

Raza de Caín, en las rutas
arrastra tu familia a la desesperada.

¡Ah, raza de Abel, tu carroña
engordará el suelo humeante!

Raza de Caín, tu tarea
no está hecha suficientemente.

Raza de Abel, he aquí tu verguenza:
el hierro ha sido vencido por la jabalina.

Raza de Caín, el cielo sube,
y sobre la tierra arroja a Dios.

                                                                                     

                                                                                             Charles Baudelaire.